El diario del vago.

Jueves, 31 de Diciembre de 2015.

Éste es el último fin de semana del año, y la última vez que estoy en mi habitación. El diagnóstico del médico es claro, y tengo que hacer algo al respecto. Tengo 15 años pero, si no hago nada para evitarlo, voy a  tener problemas cardiovasculares serios y diabetes tipo 2 antes de llegar a ser adulto. Aparte, mis padres insisten en que yo tengo que salir más de casa y, además de hacer más ejercicio, socializar como un chico normal de mi edad. 

Mis padres, por supuesto, no saben muy bien de lo que hablan. Yo ya tengo más de quinientos amigos en Facebook, amigos de todo el mundo, desde Canadá hasta China. En el futuro, me encantaría viajar y conocerlos en persona.

En los dos últimos años me han querido interesar, me han presionado e incluso obligado a participar en todo tipo de deportes. El resultado siempre ha sido el mismo, y en mi habitación tengo todo tipo de equipación (uniformes, entre ellos el de mi amado Real Madrid y un traje de karate igual de blanco; raquetas y pelotas de tenis, ping-pong y badminton; balones de fútbol, rugby, baloncesto) que he usado durante unos días antes de abandonarlos.

A mí lo que me gusta es mi ordenador. Es mi mejor amigo. Con él, chateo, descargo películas, música, y videojuegos. Una vez jugué a World Of Warcraft durante 18 horas seguidas. En internet, soy una leyenda, y mi nick, Doomsday Warrior, es respetado por muchísima gente, gente que no sabe por supuesto que soy un chico de 15 años reservado y alérgico a la violencia real.

Esto se ha acabado. Voy dejar de tomar comida basura y voy a hacer ejercicio. Voy a hacer como Rocky Balboa: entrenar intensamente y obtener unos músculos impresionantes. Las chicas de mi clase me admirarán. Éstas son mis resoluciones, y 2016 va a ser mi año.

Viernes, 1 de Enero de 2016.

¡Qué frío! He salido a correr con el tema de “Eye of the Tiger” en mi iPod como inspiración. Queria ir hasta el parque y volver (5 km en total) pero al llegar al parque he cogido un taxi para volver a casa. Me dolían las piernas y el pecho, y pensaba que me iba a explotar la cabeza. Al llegar a casa he tomado un baño caliente durante media hora. Nada más terminar me ha entrado un hambre tremenda, y me he comido dos paquetes de Oreo y un tarro de medio kilo de helado Haagen-Dasz. Con eso me he sentido mejor: muchísimo mejor. 

Más tarde he descansado en mi habitación -es importante después de entrenar- y he estado en Facebook. He puesto un status, como todos los días: un selfie con mi chándal Adidas nuevo. Y después allí estaba en mi timeline la noticia del día: ¡Netflix finalmente disponible! ¡Qué bien! Durante el almuerzo, le he pedido a mi padre la subscripción, para así poder practicar inglés. Me he pasado la tarde viendo 10 episodios de Walking Dead. 

Ilustración de pixabay.com (Vintagelee).

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