Los deportes extremos
El deporte es actividad física, en solitario o en equipo, que mediante el entrenamiento y la competición contribuye al desarrollo corporal, a la vez que proporciona recreación, relajamiento y disciplina mental-aunque, cuandos se practica de forma indiscriminada, puede resultar en auto-destrucción.
El ejercicio físico es probablemente tan antiguo como la humanidad, ya que el hombre es un ser capaz de racionalizar sus necesidades transformándolas a partir del instinto. Incluso los animales, cuando son cachorros, luchan entre ellos de forma lúdica para ejercitarse y prepararse para la vida independiente. No resulta extraño, pues, que los primeros deportes estuvieran ligados a la caza y a la guerra, actividades que por definición son competitivas.
En las Olimpiadas antiguas, que nacieron en la antigua Grecia, había pruebas de velocidad, con una distancia de un estadio o 192,27 metros; el hoplitódromo, una carrera de 384 metros; en las que los participantes llevaban casco y escudo; de lanzamiento de disco y de jabalina; de lucha y de boxeo; de carreras de carros y de caballos. El atleta de pentatlón (que como su nombre indica, constaba de 5 pruebas: salto de longitud, carrera de velocidad, lanzamiento de disco y jabalina, y lucha) era el soldado ideal, que combinaba fuerza y velocidad.
En la Edad Media, la práctica deportiva, en forma de torneos con caballeros que se desafiaban a caballo con lanza y espada, también estaba evidentemente relacionada con la guerra.
Las Olimpiadas modernas se celebraron por primera en Atenas en 1986, y se inspiraron en los juegos olímpicos antiguos. Había pruebas de esgrima, halterofilia, lucha y tiro con rifle y con pistola. También se introdujo el maratón, prueba de 42 kilómetros celebrada en honor de Filípides, soldado griego que corrió la distancia de Maratón a Atenas para llevar el mensaje de que el ejército griego había vencido en batalla del mismo nombre contra los persas, y murió extenuado nada más transmitir la noticia.
Muchos deportes modernos, aunque practicados de una forma u otra desde la antigüedad, nacieron en la Inglaterra del siglo XIX: el fútbol, el rugby, el tenis, el cricket… incluso el boxeo fue regulado por el marqués de Queensberry.

Mientras que en la Edad Media sólo la nobleza participaba en las justas, en la Inglaterra victoriana, una sociedad próspera en la que había una amplia clase media, los deportes fueron practicados mayoritariamente por la burguesía, como forma de ocio altamente regulada y civilizada. En deportes como el tenis o el cricket el nuevo gentleman llevaba uniforme blanco, y más adelante un jugador como René Lacoste (en 1929) popularizó sus diseños de polos, que se convirtieron en sinónimo de elegancia casual.

El deporte, especialmente con la aparición de la televisión, se ha convertido en una de las formas más importantes de entretenimiento de masas, y ha experimentado una progresiva profesionalización. Originalmente, el deporte era practicado por amateurs, personas que no necesitaban dinero. Paulatinamente, el deporte es practicado por todo el mundo, y para muchas personas es una forma de salir de la pobreza. Progresivamente, se extiende el uso del dopaje con sustancias como anabolizantes, esteroides, etc, lo cual evidentemente es una de las razones para el inquietante incrememento de deportistas que mueren prematuramente, tanto profesionales como aficionados. En 2002, la FIFA, con información de sólo 129 de sus 208 federaciones asociadas, reveló que en los anteriores 5 años habían muerto 84 futbolistas.
En la actualidad, cuando el hombre ha logrado un gran control sobre la naturaleza, y cuando los que van a la guerra son normalmente soldados profesionales y mercenarios, es paradójico que el ciudadano que se siente alienado por trabajos sedentarios y rutinarios inventa formas absurdas de ponerse a prueba a sí mismo, como si necesitara un rito de iniciación para sentirse plenamente un hombre. El aburrimiento le lleva a actividades de riesgo como el bungee-jumping, el snowboarding, el paracaidismo o el parkour en las que parece que se intenta desafiar a la ley de la gravedad y se peligra la integridad física a cambio de una considerable subida de adrenalina; también, al triatlón o carreras en condiciones extremas con nombres que revelan su aptitud para masoquistas: Spartathlon, Hurt100, HardRock100, 6633 Artic Ultra… Los participantes de algunos maratones urbanos son a veces personas en condición realmente decrépita.

De forma incluso más brutal y primitiva, se han puesto de moda las artes marciales mixtas (MMA) en las que las regulaciones son mínimas y la salud del atleta es un bien rápidamente depreciable, en proporción inversa al beneficio económico de los promotores, que ganan grandes cantidades de dinero con el espectáculo de dos hombres destrozándose para satisfacción de una masa de espectadores no muy diferente de la que se excitaba en la antigua Roma viendo a los gladiadores morir en la arena. Curiosamente, la práctica de las MMA y el boxeo no está restringida a los ghettos: en ciudades como Londres o Nueva York, emulando la famosa película Fight Club, existen gimnasios en los que abogados, contables y otros profesionales acomodados se enfrentan entre ellos por el placer de golpear y ser golpeados, sin ningún incentivo económico. La práctica de las artes marciales mixtas, popularizada por la televisión, incluso se ha extendido para niños de clase media y alta, cuyos padres permiten y animan a sus pequeños cachorros.
En el absurdo mundo en el que vivimos, se podría invertir la famosa frase de Nietzsche: “lo que te hace más fuerte, te mata”.
Foto de portada de pixabay.com (Ray_Shrewsberry). Foto de René Lacoste e ilustración del marqués de Queensberry en dominio público. Foto 3 del autor.